Contexto histórico, cultural y filosófico de Descartes

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DESCARTES: CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO 

Descartes nació en La Haya (Turena) en 1596 y murió en Estocolmo en 1650 donde había sido invitado por la reina Cristina de Suecia en un momento en que sus obras habían sido prohibidas e incluidas en el “Índice”. Protector suyo fue el Cardenal Bérulle, fundador del Oratorio, institución en la que se mantiene vivo el agustinismo, latente en las tesis fundamentales de Descartes. Hay un ambiente hostil en torno a sus ideas a pesar de las precauciones que siempre adoptó para evitar enfrentamientos con las instituciones religiosas, que le llevaron a retirar de la imprenta su “Tratado del Mundo” por el impacto que le produjo la condena de Galileo. “Me ha sorprendido de tal manera que he estado a punto de quemar todos mis papeles (…) Confieso que si el movimiento de la Tierra es falso, todos los fundamentos de mi filosofía lo son también, ya que se demuestra a partir de ellos con toda evidencia, y se encuentra de tal modo ensamblado con todas las partes de mi Tratado, que no podría eliminarlo sin convertir en defectuoso todo el resto.”

CONTEXTO HISTÓRICO

En Europa adquieren poder emergente Francia, Inglaterra y Holanda y comienzan a perderlo las naciones principales del Renacimiento: Italia y España. Es un tiempo de inestabilidad y frecuentes guerras entre los Estados europeos que rivalizan en su expansionismo colonial. El siglo XVII fue de depresión y estancamiento, siendo frecuentes las hambres y epidemias. Las monarquías absolutas sostuvieron cortes fastuosas y realizaron desorbitados gastos en actividades bélicas (Luis XIV es el monarca absoluto del tiempo de Descartes). Continúa en auge el desarrollo de la burguesía y del capitalismo que rivalizan con la nobleza en el campo político. Entre las guerras de “religión” de esta época, la Guerra de los treinta años en la que participó Descartes fue un conflicto netamente político: los obstáculos que las estructuras feudales (agrícolas y estamentales) oponían al desarrollo burgués capitalista, hizo que la nobleza usurpara más tierras a los campesinos y reinstaurara la servidumbre. Esta situación, unida a las transformaciones capitalistas, generó tensiones entre la clase feudal dominante y los burgueses y campesinos. En esta guerra dos civilizaciones luchaban por imponerse: la feudal y católica apoyada por los Habsburgo, y la burguesa y protestante (Países Bajos y algunos Principados protestantes). Los problemas religiosos influyen también en los Estados absolutos: los países protestantes de Europa necesitan una autoridad que dé estabilidad a la Reforma. Ello se logra dando al soberano la primacía sobre las nuevas Iglesias. Él concentrará todos los poderes y ejercerá un poder absoluto apoyado en unos pocos a los que concede privilegios, riquezas y honores. Es también la época de la Contrarreforma –la respuesta católica a la Reforma protestante de Lucero-. La Inquisición, nacida en el siglo XIII y a la que se oponía ya el espíritu del Renacimiento que defendía la razón frente a toda ingerencia de autoridad, vuelve a atacar de modo violento, por la fuerza, para mantener la pureza doctrinal. Fue una lucha contra la libertad de pensamiento.


CONTEXTO CULTURAL Y FILOSÓFICO

 El siglo XVII es el siglo del Barroco. Pero Descartes representa el triunfo de las ideas renacentistas que consiguen con él la plena madurez intelectual y filosófica. Es la MODERNIDAD, que tiene las siguientes CARACTERÍSTICAS: -Interés por el hombre. Ya no se mantiene a Dios como objeto central de la filosofía ni como punto de partida. Por el contrario se confía en las propias capacidades intelectuales, aunque los racionalistas recurren en último término a Dios como garantía de su conocimiento. -Autonomía absoluta de la razón, única fuente de conocimiento cierto, que no puede ser coartada ni limitada por ninguna fuerza exterior a ella misma: ni por la tradición, ni por la autoridad científica ni religiosa ni por la fe. Esto es propio del absolutismo, que no sólo es una doctrina o una época histórica sino una mentalidad, una actitud, que hace que se crean los mejores, los únicos sabios, los que pueden todo. No es, pues, extraño que en esta época Descartes pretenda fundar un saber absoluto, una filosofía única, de valor universal, que fuera aceptada por todos. Tuvo que luchar Descartes contra las limitaciones a esta autonomía. Marchó a Holanda, país de tolerancia, donde se refugiaban los filósofos y librepensadores. A pesar de ello le condenaron en las universidades de Utrech y de Lyeden. Las universidades entran en decadencia, pues, controladas por protestantes o por católicos, obstaculizan la autonomía y la libertad de pensamiento, que encuentran su lugar en los lugares laicos de las Academias y los Salones. La Inquisición ocupó un lugar importante: es posible que esta influyera en ese talante tan precavido que se respira en la tercera parte del “Discurso del Método” con respecto a la moral. -Búsqueda de un método que permitiera el descubrimiento de la verdad. Francis Bacon publica en 1620 su “Novum Organum”, donde nos presenta un método experimental basado en la inducción. El “Discurso del Método” de Descartes aparece en 1637. Ambos coinciden en señalar que la escasez de conocimientos auténticos logrados por la humanidad en tantos siglos se debía a la falta de un método seguro. El método científico fue culminado por Galileo para las ciencias experimentales: él combinará la observación y la razón matemática dando lugar al método hipotético-deductivo. Tras un par de siglos en los que se iba derrumbando la anterior concepción del mundo, la escolástica, en los que Europa perdió su tradicional punto de apoyo sin encontrar uno nuevo que la sostuviera, no se necesitaban descubrimientos ocasionales sino un nuevo criterio de verdad –que sustituyera a la autoridad eclesiástica, de Aristóteles y de la Iglesia- y un nuevo método que reemplazara al silogismo, que se volvía inútil, pues se fundamentaba en principios generales en los que el hombre había dejado de creer. Esto es lo que nos trajo Descartes. La duda cartesiana constituye el momento previo del método cartesiano. Desde el Renacimiento ha resurgido con fuerza la Escuela escéptica y un ambiente de duda y escepticismo se ha ido generalizando como consecuencia del derrumbamiento de todo el sistema científico y filosófico que había prevalecido vigente durante tantos siglos (el sistema aristotélico-ptoloméico). El avance de la ciencia constituía algo esperanzador que facilitaba la salida del escepticismo en que se sumió el hombre del Renacimiento ante el vacío originado por el derrumbe de la escolástica, el sentir geocéntrico, la caída de la física aristotélica… No obstante, la duda cartesiana no es escéptica, pues Descartes confía plenamente en las posibilidades de la razón y de una ciencia segura. No es que considere falsos todos los conocimientos anteriores, la duda cartesiana es una exigencia de método, lo que hace que Descartes la considere metódica y considere provisionalmente falsos todos los saberes y los someta a una duda radical hasta que sean verificados por la propia razón. - Las matemáticas como modelo. Los filósofos racionalistas fueron grandes matemáticos: Descartes creó la Geometría Analítica y Leibniz, junto con Newton, el cálculo infinitesimal. Las matemáticas atraían a Descartes por la certeza y evidencia de sus razones, que eran verdaderas con independencia de la experiencia, universales y necesarias. Ya Galileo había planteado que un fenómeno sólo queda explicado cuando puede formularse matemáticamente. Para él la naturaleza era un libro que sólo podía leer los que conocieran el lenguaje matemático. Por ello las matemáticas son para Descartes el paradigma en la búsqueda de sus primeras verdades absolutamente ciertas (axiomas, intuiciones) que pudieran servirle de apoyo en la reconstrucción deductiva de la totalidad del edificio de la ciencia y de la filosofía.

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