El
movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión
organizativa a partir del sexenio democrático.
a) Los anarquistas.
En
un congreso de las organizaciones afiliadas a la internacional, la
mayor parte de los congresistas habían optado por la línea
anarquista, lo que significaba la separación del mundo obrero de la
política oficial.
Sagasta
hizo que el anarquismo retornara a la legalidad. Las nuevas
circunstancias trajeron una recomposición de las geográficamente
dispersas organizaciones para afrontar la nueva realidad, y el
resultado fue la Federación de Trabajadores de la Región Española.
Los
componentes de esta federación optaron por abandonar la idea de la
destrucción del Estado y organizar una resistencia solidaria y
pacífica, por lo que se vieron enfrentados con el sector Andaluz,
mayoritariamente campesinos.
Por
todo ellos los anarquistas andaluces se agruparon en sociedades
secretas. Así surgió la mano negra, una especie de organización
secreta que, acusada de unos asesinatos, llevó a la detención de
cientos de personas en Jerez, Cádiz y Sevilla.
La
represión gubernamental consiguiente y, sobre todo, las luchas
internas debilitaron la organización, de forma que a finales del
siglo XIX el movimiento anarquista español, como el del resto de
Europa, se encontraba sin salida.
b) Los marxistas o socialistas.
La
otra tendencia del movimiento obrero, la socialista, se limitaba a
unos reducidos núcleos de seguidores de las ideas de Marx.
Pablo
Iglesias (presidente de la asociación) fue convenciendo a sus
compañeros de la necesidad de pasar a la acción y formar un partido
hasta que, por fin, el 2 de mayo de 1879, decidieron constituir el
Partido Socialista Obrero Español.
Desde
sus inicios quedó confirmado como un partido de clase, un partido
exclusivamente obrero, que pretendía enfrentarse a los partidos
burgueses en la lucha por el poder a través de las elecciones.
La
crisis económica de 1887, llevó al partido socialista a crear una
organización capaz de proceder de forma coordinada contra el
capital. Y el resultado fue la fundación de la Unión General de
Trabajadores, cuyo objetivo era perfilar la organización del
partido.
A
principios del siglo XX, tras obtener escasos resultados, se inició
la colaboración con los republicanos.
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