2.2. Estallido y triunfo revolucionario
La revolución la inició el brigadier Topete el 17 de septiembre de 1868 con el pronunciamiento que protagonizó desde la fragata Zaragoza, que se encontraba anclada en Cádiz. En los días siguientes llegaron a esta ciudad andaluza otros militares, como Prim, que secundaron el levantamiento y se pronunciaron públicamente. Los militares sublevados firmaron un manifiesto conjunto titulado España con honra, que fue difundido a partir del 19 de septiembre. En él se exhortaba a todos los españoles a acudir a las armas en defensa de la justicia, negando la obediencia al gobierno de Madrid y reclamando un sistema representativo plural asentado en el sufragio universal y el respeto a una constitución.
Topete, al mando de tres fragatas, consiguió a lo largo de los días siguientes al pronunciamiento el apoyo de importantes ciudades mediterráneas como Málaga, Almería y Cartagena. Isabel II trató de hacer frente a los sublevados enviando contra ellos un ejército leal a la corona que fue derrotado por el general Serrano en Alcolea (Córdoba). Ante el imparable avance de los revolucionarios Isabel II se vio forzada a huir de España.
Para el triunfo de la revolución fue muy importante el apoyo prestado a los sublevados por los sectores populares. En muchas ciudades españolas se constituyeron juntas revolucionarias que reclamaban libertad, la separación de la Iglesia y el Estado, la supresión de las quintas, el sufragio universal, la abolición de los consumos, la convocatoria a Cortes Constituyentes, el reparto de la propiedad e incluso la proclamación de la República.
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