La lista de aspirantes al trono fue muy amplia. En ella destacan personalidades como los generales Espartero y Prim, Leopold von Hohenzollern, el duque de Montpensier (Antonio de Orleans) Alfonso de Borbón (el hijo de Isabel II) y Amadeo de Saboya, duque de Aosta (hijo del rey de Italia Víctor Manuel II). Fue la candidatura de Amadeo la que logró imponerse finalmente, gracias al decidido apoyo de Prim y los demócratas. El nuevo monarca, de conocida tendencia liberal democrática, fue elegido por las Cortes en diciembre de 1870.
Días antes de que Amadeo de Saboya llegase a España para tomar posesión de su cargo, el general Prim, su principal valedor, fue asesinado. Perdía de este modo su principal apoyo y conexión con la realidad política española. El nuevo rey tuvo que hacer frente a una fuerte oposición: por un lado estaban los republicanos y gran parte de los sectores populares, reticentes al sistema monárquico; por otra parte estaban los ultraconservadores carlistas, partidarios de un trono en manos de Carlos VII, cuyas aspiraciones terminaron conduciendo al estallido de la III Guerra Carlista (1972-1873), que se concentró en la zona vasco-navarra y catalana.
Desde un principio había quedado descartada la restauración borbónica, ya que esta dinastía había constituido a lo largo del siglo XIX un freno para el desarrollo del liberalismo en España, y lo que se pretendía era encontrar un monarca comprometido con la causa liberal. Sin embargo, Cánovas del Castillo, líder de los moderados, comenzó a formar un partido alfonsino para defender los derechos sucesorios del hijo de Isabel II. Cánovas presentó a la monarquía borbónica como única garantía de estabilidad y orden frente a los desequilibrios y cambios generados como consecuencia de la instauración de un sistema democrático.
Amadeo I reinó poco más de dos años, en un clima de constante inestabilidad política y social. Los principales problemas a los que tuvo que hacer frente fueron los siguientes:
- Se desató la III Guerra Carlista, focalizada en la zona vasco-navarra y catalana.
- Se había iniciado en Cuba la llamada Guerra de los Diez Años o Guerra Grande (1868-1878), dirigida por una élite criolla que reclamaba el sufragio universal, la liberación gradual de los esclavos y la independencia de Cuba. El gobierno de España intentó abolir la esclavitud y prometió emprender reformas políticas en la isla, aunque tuvo que hacer frente para ello a la oposición de los sectores con intereses económicos en Cuba.
- Las clases obreras, influidas por los ideales internacionalistas, respaldaron insurrecciones en las que reclamaban un sistema republicano federal.
Finalmente, la coalición gubernamental formada por unionistas, demócratas y progresistas terminó desintegrándose, quedando el monarca sin apoyos políticos para hacer frente a la difícil situación en la que se encontraba el país. El 11 de febrero de 1873, Amadeo I, falto de todo apoyo, presentó su renuncia al trono.
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