La filosofía no nace por razón de “utilidad”, sino que la filosofía es “necesaria al intelecto” y su fin radical es el afán de buscar y capturar la verdad del todo.
La razón de la filosofía no es sino actitud de rebeldía radical frente a esa inmediatez de la conciencia ingenua e inmediata que se contenta de lo que está ahí en cuanto “patente” y “dado”. Esa actitud se ve reflejada en la visión problemática de lo dado.
Lo “dado”, que para otro tipo de conocimiento aparece como suficiente en sí, para la filosofía es considerado como insuficiente y fragmentario. Según Ortega, este “ser fundamental” es al que aspira la filosofía.
La filosofía tiene como objeto el “ser fundamental” del mundo; el cual ofrece dos características radicales:
1. El ser fundamental no es un dato, no es un presente, sino justo lo que falta a todo presente.
2. Ese ser fundamental es radicalmente heterogéneo de todo ser intramundano.
Filosofía es, por tanto, “conocimiento del universo o de todo cuanto hay”. El filosofar tiene para Ortega unas notas características:
• Filosofar es plantearse un problema absoluto
• Esta situación radical supone, según Ortega, el imperativo de autonomía, el cual es un principio metódico que renuncia a apoyarse en nada anterior.
• También actúa el principio de pantonomía¬, basado en el universalismo, es decir, el afán intelectual hacia el todo.
• La filosofía es un conocimiento teórico; la teoría es un conjunto de conceptos y consiste en ser contenido mental expresable e intersubjetivo.
En efecto, la filosofía es un enorme apetito de manifestación de algo, la cual tendrá que ser también ontología.
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