El incidente invocado como excusa para declarar la guerra a España fue la explosión del acorazado ―USS Maine" en la bahía de La Habana en 1898 Doc. 4 culpando del mismo al gobierno español. Estos sucesos fueron aprovechados por los grandes magnates de los periódicos norteamericanos como Pulitzer y Hearst para desatar una agresiva campaña de prensa antiespañola y reclamar la entrada en guerra. El presidente MacKinley en su mensaje del 11 de abril de 1898 consiguió del Congreso permiso para intervenir militarmente en Cuba si España no aceptaba las condiciones del Ultimatum Doc.5 .
El gobierno español envió la flota del Almirante Cervera, a pesar de que todos eran conscientes de la superioridad de los estadounidenses. En efecto, la flota llegó a Cuba donde se vio bloqueada cuando entró en su puerto de Santiago para aprovisionarse de carbón. La guerra fue un paseo militar para EE.UU., los combates resultaron muy desiguales y la armada española quedó destruida en ¡dos! enfrentamientos navales. La primera batalla se produjo el 1 de mayo en la bahía de Manila (Filipinas), fue la Batalla de Cavite . España, cuya flota estaba capitaneada por Mantojo, sufrió una aplastante derrota por la flota estadounidense de Dewey, la segunda derrota el 3 de julio en la bahía de Santiago de Cuba ; nuestros anticuados barcos se enfrentaron a buques más modernos. Al poco tiempo tropas norteamericanas desembarcaban en Puerto Rico y ocupaban la isla sin oposición. Finalmente en el mes de agosto se firmó el Protocolo de Washington, equivalente a un armisticio, hasta la llegada de un acuerdo definitivo.
Tras la rendición, se iniciaron las negociaciones que culminaron en diciembre de 1898 con la firma del TRATADO DE PARÍS Doc. 7 por el que España cedió a EE.UU. la isla de Puerto Rico (actualmente, "estado asociado" de EE.UU.),
Filipinas (que no consiguió su independencia hasta 1946) y la isla de Guam en el Pacífico (todavía hoy pertenece a EE.UU.), se confirmaba la soberanía española en todos los territorios no mencionados en él: los tres archipiélagos del océano Pacífico, es decir, las islas Marianas -excepto la de Guan-, las Carolinas y las Palaos, las islas Sibutú y Cagayan, aunque apenas duraron dos años en manos de España. El Tratado de París fue un dictado de exigencias norteamericanas que España tuvo que acatar sin rechistar, y de cuya ratificación fueron excluidos los cubanos, portorriqueños y filipinos. Éste supuso la pérdida de los últimos territorios españoles en ultramar y con ello el final del Imperio Español.
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