LA GENERACIÓN DEL 98: Desde el punto de vista literario, se va a formar un grupo influenciados por el desastre del 98, el regeneracionismo y Joaquín Costa. Es la "Generación del 98": Unamuno, Machado, Azorín, Baroja, Maeztu, Ganivet, etc, que tienen en común su procedencia periférica y su interés por Castilla, pero sobre todo les une su "común dolor" por España y su decadencia. Su preocupación giró en torno al "problema de España", de su definición como nación, de la búsqueda de sus señas de identidad nacional, del alejamiento entre la España real y la España oficial, y de las causas de su atraso con relación a Europa, tal vez la verdadera causa del desastre. A partir de entonces, el problema de España se iba a convertir en el gran tema de debate político nacional, debate que todavía no ha concluido.
A este regeneracionismo intelectual le iba a suceder otro regeneracionismo más práctico; el de los políticos, pero con muchas variantes ideológicas. De ahí que el regeneracionismo fuera practicado desde diversos ángulos políticos, hasta producir la sensación de encontrarnos ante varios regeneracionismos (todos ellos, salvo el de los partidos dinásticos confluyeron en la crisis del 17).
REGENERACIONISMOS POLÍTICOS: El regeneracionismo también va a afectar a la vida política. La crítica al sistema de la Restauración y al caciquismo que impedían la modernización de España era común; ahora bien la forma de conseguir esa modernización variaba tanto como las distintas opciones políticas existentes. Podemos establecer una doble división; uno surgido dentro del mismo sistema que va a ser partidario del cambio desde arriba (el de los partidos dinásticos) y otro partidario del cambio desde abajo, defendido por los republicanos y los socialistas.
Por los PARTIDOS DINÁSTICOS, políticos como Silvela, Maura (ambos conservadores) y Canalejas (liberal) se van a convertir en el prototipo de políticos regeneracionistas, intentando hacer "la revolución desde arriba", luchando contra el caciquismo. Ya fuera del sistema del turno, los NACIONALISMOS PERÍFERICOS achacaban al estado liberal centralista la culpa de los males que asolaban España. Los catalanes especialmente, y en menor medida los vascos empezaron a contemplar la autonomía como parte integral de la regeneración de España y de las reivindicaciones propias. Al mismo tiempo, estos nacionalistas catalanes se van a implicar tanto en la regeneración de España que van a formar parte de los gobiernos centrales para regenerarla según sus propias ideas, como hizo Cambó. Los REPUBLICANOS a partir de este momento, al igual que los nacionalismos periféricos, van a conocer momentos de desarrollo político. Achacaban todos los males a la monarquía y sus estructuras y defendían una república como sistema de gobierno que posibilitaría la modernización. Por último el MOVIMIENTO OBRERO (socialistas, comunistas y anarquistas) también conocerá un gran desarrollo. Culpaban a la monarquía y los partidos dinásticos de las pésimas condiciones de los trabajadores y reclamaban un nuevo sistema de gobierno más acorde con los intereses de los trabajadores.
REGENERACIONISMO MILITAR: El desastre repercutió también sobre la ideología y el comportamiento de los militares. El ejército, en su conjunto, se derechizó, inclinándose hacia posiciones conservadoras o autoritarias y abandonando las tendencias populistas y republicanas que había tenido en el siglo XIX. El divorcio ejército-sociedad se gestó a raíz del 98: los militares achacaban a los políticos la responsabilidad del desastre; al sistema parlamentario la culpa de todos los males de la nación y las clases populares eran concebidas como una amenaza para el orden social.
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