Los republicanos, aunque con un problema interno fundamental, el de su desunión. En febrero de 1926 firmaron una especie de pacto (Alianza Republicana ), aunque cada grupo actuaba por su cuenta.
La oposición militar. Paradójicamente en 1925-1926 surge una oposición dentro del ejército. Primo de Rivera era partidario de los ascensos por méritos de guerra, que favorecían a los militares africanistas. El conflicto más grave lo tuvo con el arma de artillería, que llego a ser disuelta. Primo de Rivera forzó al Rey a firmar un decreto por el que se obligaba a los artilleros a prometer fidelidad al Gobierno para lograr el reingreso. A partir de entonces una parte importante del ejército rompió las relaciones con el Rey.
La relación de los intelectuales y la Dictadura fue de un enfrentamiento continuo. El primer choque lo vemos en 1924 cuando Unamuno fue suspendido de empleo y sueldo y desterrado a Fuerteventura. Se clausuró el Ateneo de Madrid por "republicanismo". Se permitía dar títulos universitarios a los Jesuitas de Deusto y a los Agustinos de El Escorial. Todo esto originó incidentes estudiantiles, que en marzo de 1928 provocaron el cierre de las Universidades de Madrid y Barcelona, con la pérdida de matrícula por parte de los alumnos.
Ya hemos visto como el régimen se enfrentó con amplios sectores del catalanismo. A medida que pasaba el tiempo, el movimiento obrero irá tomando posiciones cada vez más enfrentadas a la dictadura y partidarias de una salida republicana, sobre todo de la mano de los anarquistas de la FAI y los socialistas .
Todos estos grupos aglutinaron el movimiento opositor que cada vez fue mayor, sobre todo con los efectos de la
crisis económica del 29 que afectó a todos los sectores de la sociedad (aumento del paro, endeudamiento del Estado, devaluación de la peseta...). En los últimos meses de 1929, arreciaron las protestas que llevaron a la dimisión del dictador. Estuvo motivada por la desaparición del apoyo del Ejército y la Corona y de las clases conservadoras (Iglesia, banqueros e industriales) que desconfiaban del intervencionismo del dictador. Miguel Primo de Rivera, después de meditar distintas formas de salir de la Dictadura, hizo una consulta a los altos mandos militares. Al ver el escaso entusiasmo de éstos por el régimen, presentó la dimisión el 28 de enero de 1930. Marchó a París, donde moriría al poco tiempo.
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