3.1.
Doctrina de la perspectiva
El ser del mundo, según Ortega, es perspectiva, la cual es una condición gnoseológica de lo real.
Ésta, a pesar de ser única e intransferible, no aspira en modo alguno a
absolutizar el mundo desde esa perspectiva; el mundo es pluralidad de
perspectivas. La única forma de acercarse a la realidad del mundo, será
multiplicando las perspectivas o puntos de vista acerca del mundo y asumiendo
esa irreducible multiplicidad. La perspectiva tomada así sería absurda, por lo
que se encuentra emparentada a una determinada circunstancia. Ésta no es sino lo que nos limita; una circunstancia
humana e histórica. Por ello, Ortega afirma que somos esencialmente
circunstanciales.
Junto a la circunstancia y perspectiva aparece otra realidad
insalvable: el yo. La circunstancia
adquiere radicalidad cuando la emparentamos con el sujeto que la vive. Por esto
es el personaje quien confiere carácter de mundo a lo que sin él no tendría
sino carácter de “naturaleza”. Por eso, mi vida es la realidad radical y me
conozco en tanto que advierto que yo soy
yo y mi circunstancia.
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