En 1898 España y Estados Unidos lucharon en una guerra por el control de Cuba y de manera secundaria de las
Filipinas. Fue una guerra breve (abril-agosto de 1898) y desigual ante la superioridad militar norteamericana que tuvo
graves repercusiones para España que vio liquidar los vestigios de su imperio colonial y, en expresión de Silvela, se quedó
"sin pulso".
La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos que, desde una óptica cultural o política, criticaron el
sistema de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española.
Cuba era posesión española desde que en 1492 Cristóbal Colón la descubrió durante su primer viaje, y en 1511
Diego Velázquez la conquistó. Por su riqueza y situación estratégica fue para España "la perla de las Antillas". A partir del
siglo XIX con el declive de Haití se convirtió en la primera productora mundial de azúcar de caña. Esta industria azucarera
estaba en manos de ricos hacendados cubanos que, temiendo una insurrección de los esclavos, empujaron a la isla a
permanecer fiel a España cuando la América Hispana continental se emancipó.
Flipinas fue descubierta para España en 1521 por Fernando de Magallanes. La colonización española de las
islas, se aseguró en 1565, cuando Miguel López de Legazpi, enviado por el Virrey de Nueva España construye el primer
asentamiento español.
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