Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, algunos generales iniciaron los preparativos para un golpe de estado. El general Mola procuró atraerse a sectores políticos de la derecha (falangistas, monárquicos, carlistas, etc.) y contactó con otros generales como Goded, Franco y Sanjurjo. Este golpe se vio acelerado tras el asesinato de Calvo Sotelo.
La sublevación se inició en Melilla el 17 de julio Doc. 1. El 18 se levantaron parte de las guarniciones de diversas capitales de la península, pero con resultado muy diverso. El Presidente del Gobierno, Casares Quiroga, o bien por considerar que la sublevación era limitada o por miedo de que la entrega de armas trajera consigo la revolución social, se negó a entregarlas. Ante los acontecimientos posteriores Casares Quiroga dimitió. Azaña quiso parar la guerra formando Gobierno con Martínez Barrio, político centrista, pero esta proposición fue rechazada tanto por sublevados como por organizaciones obreras. El Gobierno Giral, nombrado inmediatamente, inició sin más demora el reparto de armas a los civiles Doc. 23, al mismo tiempo que Mola declaraba el estado de guerra en Navarra Doc.3.
La rebelión triunfó rápidamente por Castilla la Vieja, Galicia, Aragón y Navarra, parte de la provincia de Cádiz, Canarias y Baleares (excepto Menorca) y por algunos enclaves importantes dentro del territorio leal a la República: Sevilla, Córdoba, Granada, Oviedo.....
La actuación de las organizaciones obreras armadas fue decisiva para el fracaso de la rebelión en el resto del país y sobre todo en las dos ciudades claves del Estado: Madrid y Barcelona Doc. 2. En otros lugares de España los sublevados quedaron totalmente aislados, destacan el santuario de Nuestra Señora de la Cabeza en Jaén y, por su impacto internacional, el del Alcázar de Toledo.
La sublevación había triunfado en media España, y fracasado en la otra mitad, la situación estratégica de las
dos zonas era la siguiente:
- La zona leal a la República. Se mantuvo fiel a la República todo el Norte peninsular, las regiones industriales y mineras. La fachada cantábrica y la mitad oriental de la zona pirenaica, que le aseguraban buenas comunicaciones con el resto de Europa. Cataluña, las comarcas trigueras de Castilla la Nueva, el Valle del Guadalquivir, las tierras regadas de Valencia y Murcia y toda la fachada mediterránea hasta Gibraltar, le daban la mejor agricultura del país. La República contaba con la mitad de los efectivos del Ejército de Tierra, con la práctica totalidad de la escuadra, aunque sin oficiales, y con casi toda la aviación. Sin embargo este ejército era poco operativo ante la falta de mandos superiores. Otro factor de gran importancia para la República es que estaba en posesión del Tesoro del Banco de España.
- El bando sublevado contaba con el ejército de África, el mejor equipado y entrenado. Eso sí, con el grave inconveniente de su traslado a la Península a través del Estrecho de Gibraltar, sin barcos para su transporte y con la flota republicana anclada y vigilante en Tánger. La carencia de aviación militar y de transporte impedía también su traslado por vía aérea. Para la alimentación de la población civil y combatiente contaba con las zonas trigueras de Castilla la Vieja y las ganaderas de Galicia.
El balance inicial de las fuerzas en conflicto era muy favorable a la República, sin embargo circunstancias internas con cada uno de los bandos, y la dimensión internacional de la guerra, terminaron decidiendo el resultado de la misma.
1.B.- EL DESARROLLO MILITAR DE LA GUERRA (ver mapas del documento 5)
1.- Guerra de columnas de julio a diciembre del 36
El objetivo principal de los sublevados era la toma de Madrid. El ejército operó al modo empleado en la Guerra de Marruecos: pequeñas columnas avanzaban a pie o en avance rápido mediante camiones. Este rápido avance fue facilitado por la carencia de un verdadero ejército regular en la zona republicana, ya que las milicias populares, se mostraron ineficaces. Desde Cataluña los anarquistas de Durruti iniciaron una ofensiva en la zona de Aragón, paralela a un proceso de colectivización de tierras.
El bando rebelde hizo recaer el avance hacia Madrid sobre las fuerzas del ejército del sur. El inconveniente inicial era la necesidad de trasladar el ejército desde África, para lo que Franco gestionó la ayuda de barcos y aviones italianos y alemanes. Una vez conseguido, se aseguró el dominio de gran parte de Andalucía, y se inició la marcha hacia Madrid, hacia donde se dirigían también las tropas del norte. Queipo de Llano se hizo con el poder en Sevilla y Cádiz y arrastró a continuación Córdoba, Granada y Huelva. Desde el sur, las tropas de Yague llegaron a Extremadura, donde se produjo la dura represión de Badajoz Doc. 4. Franco tomó una decisión trascendental para el resto de la guerra: optó por liberar Toledo, en cuyo Alcázar resistía un grupo de sublevados, mandados por el coronel Moscardó. Una vez tomado Toledo, se reinició el ataque hacia Madrid. Ante la proximidad de los sublevados el gobierno republicano se trasladó a Valencia. Sin embargo los esfuerzos del nuevo presidente del gobierno Largo Caballero en organizar un ejército popular ya habían dado resultado y la llegada de las Brigadas Internacionales permitió que el eslogan de La Pasionaria de "¡No Pasarán!" se convirtiera en una realidad Doc. 13.
2.- Inicio de las grandes batallas (enero - noviembre 1937)
La guerra creció en envergadura desde finales de 1936 debido a la ayuda exterior a ambos bandos y a la organización de ejércitos totalmente operativos. Así se pasó a las grandes ofensivas y contraofensivas. Desde el punto de vista militar, la guerra adquirió entonces un carácter moderno, que anunciaba lo que iba a ser la II Guerra Mundial: la aviación comenzó a ser el arma fundamental, por su capacidad de observación y ofensiva; los carros de combate tuvieron un papel básico; se llegó al concepto de "guerra total" con bombardeo de ciudades y se intensificó la "guerra psicológica", utilizando la radio (Queipo de Llano), los periódicos y la llamada "literatura de trinchera" de Miguel Hernández y José María Pemán respectivamente.
Durante el año 1937 la ayuda italiana y alemana en carros de combate, aviación ("Legión Cóndor" alemana), submarinos y soldados (70.000 italianos) a los nacionales, fue compensada en el bando republicano por la llegada de las Brigadas Internacionales y material bélico, sobre todo de origen soviético. Esta intervención extranjera amenazó con internacionalizar la guerra de España. Entonces, por iniciativa de Inglaterra, se creó un Comité de No Intervención, al que se adhirieron todas las potencias, excepto Rusia y del que Italia y Alemania hicieron caso omiso.
Franco intentó por segunda vez tomar Madrid, pero fracasó en la Batalla del Jarama, una de las más encarnizadas de la guerra, y la de Guadalajara, donde las tropas italianas enviadas por Mussolini fueron derrotadas. La ofensiva republicana en Brunete, al Oeste de Madrid, también fracasó.
Entonces Franco cambió de estrategia. Aceptó la idea de una guerra larga y centró sus esfuerzos en la Campaña del Norte, con la conquista de Asturias, Cantabria y País Vasco. Tras la conquista de Bilbao tuvo lugar el bombardeo de Guernica (26 de Abril 37) por parte de la Legión Cóndor Doc. 15 y 16. La ofensiva republicana en Belchite tampoco consiguió su objetivo de parar la campaña del Norte.
3.- Batallas decisivas de 1938 y fin de la guerra.
A finales de 1937 los republicanos desarrollaron una ofensiva en el bajo Aragón, logrando entrar en Teruel en enero del 38, pero pronto la ciudad fue recuperada por los nacionales. Tras esto Franco se dirigió hacia el Mediterráneo, cortando en dos el territorio de la República con la toma de Vinaroz.
Las tropas republicanas, para frenar el avance hacia Valencia, lanzaron la ofensiva sobre el Ebro con el ejército de Cataluña. Esta batalla que duró tres meses y medio (julio a noviembre) supuso un gran desgaste y la última oportunidad republicana. Tras la victoria en el Frente del Ebro, los sublevados pudieron conquistar fácilmente Cataluña en enero de 1939, iniciándose un exilio masivo a Francia Doc. 19.
Los problemas para la República aumentaban. El 27 de febrero del 39 Azaña dimite como Presidente. El 5 de marzo el Coronel Casado, Jefe de Defensa de Madrid, dio un golpe de estado que pretendía llegar a una paz negociada con los golpistas. Sin embargo, Franco únicamente admitió la rendición sin condiciones. El 28 de marzo las tropas franquistas ocuparon Madrid, iniciándose derrumbe definitivo de la República en Ciudad Real, Albacete, Murcia y Valencia. El 1 de abril de 1939 el Cuartel General nacionalista, en Burgos comunicaba el fin de la Guerra Doc. 9.
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