Mendizabal reconoció que gran parte de las desamortizaciones iban dirigidas a remediar el Estado de Hacienda, pero no cumplió con ello. No se pagó la deuda ni se pagó al ejército para terminar con la Guerra Carlista.
Pero tuvo aspectos positivos ya que sí arreglaron algunas deudas y se pagaron a un número amplio de funcionarios generando trabajo pero a su vez, perdieron mucho dinero que podría ser empleado en otras cosas.
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