2. a.
Explicación de los términos subrayados en el texto.
Idea: El término “idea”, uno de los términos más emblemáticos de la filosofía de
Platón, aparece mencionado en el fragmento que comentamos como fundamento
de unidad de la multiplicidad, es decir, a través de las alusiones a que “hay algo
Bello en sí” y “Bueno en sí”. Platón diferencia entre el concepto genérico (la idea)
y los casos particulares por él representados: las cosas bellas y las cosas buenas.
Además, Platón nos dice en el texto que cada Idea es única (para la multiplicidad
de casos particulares a los que se refiere) y que podemos acceder a su
conocimiento a través del pensamiento, mas no a través de la percepción sensible:
“y de aquellas cosas decimos que son vistas pero no pensadas, mientras que, por
su parte, las ideas son pensadas, mas no vistas.”
El término “idea” adquiere en Platón un marcado carácter técnico y filosófico: la
idea (término que deriva del verbo griego “eidein”, que significa “mirar”, “ver”)
es el objeto de una manera “peculiar” de mirar, es fruto de una visión o intución
intelectual. De este modo, contra el carácter múltiple y cambiante de la realidad
sensible (de las cosas en general), la idea representa la esencia inteligible, que
permanece idéntica e inmune a todo posible cambio. Así pues, la idea constituye
la especie única y universal o el puro modelo o arquetipo en el que los múltiples
casos particulares encuentran su fundamento: las cosas sensibles “participan” de
sus ideas correspondientes o se “asemejan” a ellas.
Alma: En el fragmento que comentamos, el término “alma” aparece mencionado,
tras la relación establecida por Platón entre la capacidad de ver de los ojos y la
claridad o luminosidad necesarias para realizar adecuadamente su función, como
aquella parte del ser humano encargada de conocer, o percibir intelectualmente.
Para Platón, el alma es la parte más noble o elevada del hombre, es
inmortal y sólo ella es capaz del auténtico conocimiento. Según su consideración
del alma (deudora del orfismo y del pitagorismo), ésta, antes de “habitar” en un
cuerpo determinado, ha vivido en el “mundo de las Ideas” y puede, por tanto,
conocerlas. Al mismo tiempo, Platón distinguió tres tipos de alma (o, más bien,
tres funciones distintas del alma): el alma racional (con la función o virtud del
conocimiento), el alma irascible (con la función o virtud del valor o autodominio)
y el alma apetitiva o concupiscible (con la función o virtud de la moderación).
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